viernes, 18 de mayo de 2007

ME GUSTA ESCRIBIR.

Mi nieta, una joven espléndida, me acompaña en mis caminatas o en charlas que compartimos frente a un café del centro o en alguna biblioteca abierta al público. Como yo tengo algunas limitaciones físicas (un moderado parkinsonismo), ella suele ayudarme a llevar materiales, libros, carpetas y todo eso que disfrutamos los amantes de la literatura. Otras hermanas y hermanos también cargan con mis papeles, especialmente en congresos y otros encuentros, y me acompañan con toda buena voluntad. De ellos he recibido mucho, y han sido instrumentos que Dios ha usado para hacerme crecer. Creo que el apóstol Pablo pensaba lo mismo sobre libros y pergaminos (2ª Timoteo 4:13). Gracias al Señor por tantos ayudantes.